La Iglesia de Scientology de Miami se inauguró al alegre ritmo tropical del sur de Florida, reuniendo a miles de personas para celebrar la inauguración y la extensión de las campañas humanitarias de la Iglesia.
Con la brisa oceánica refrescando los cielos del medio día del sur de Florida y una multitud de alrededor de 2000 personas moviéndose al ritmo de la salsa, la nueva Iglesia de Scientology de Miami abrió sus puertas a finales de abril de 2017, en medio de un grupo de héroes filántropos y un espíritu de bienvenida de sus muchos emigrantes latinoamericanos que llaman a Miami la “Ciudad de la Libertad”.
Ubicada en lo que lugareños conocen como la carretera South Dixie, donde alrededor de 70 000 vehículos pasan diariamente, el edificio de siete pisos y 4645 metros cuadrados que la Iglesia restauró se ha convertido, en las palabras del alcalde de Miami, Tomás Regalado, en “un pilar para la comunidad, lleno de ayuda voluntaria”.
A unas cinco horas al sur de la sede espiritual mundial de Scientology en Clearwater, la nueva instalación no solo está diseñada para llevar a las personas a estados más elevados de libertad mental y espiritual, sino también para servir como centro humanitario para proyectar programas contra el consumo de drogas y el analfabetismo, fomentar los derechos humanos, y enviar equipos de voluntarios a lugares de crisis y calamidades en todo el mundo.
Y aunque la Iglesia de Miami tiene similitudes con las Iglesias de Scientology que se erigen en ambos hemisferios de la Tierra, la tropical instalación de Florida refleja el especial carácter local de esta región sureña; tal como una docena de otras iglesias reflejan las culturas locales y valores comunitarios de las ciudades donde la religión florece.
Miami fue uno de los primeros puestos de avanzada en lo que se ha convertido en la acelerada expansión mundial de Scientology. Abrió su primera Iglesia en la región en la Ciudad Mágica en marzo de 1957, y ha crecido en los últimos 60 años hasta convertirse en un centro para iniciativas humanitarias que actúan como antídoto para los problemas sociales crónicos y agudos. Este nuevo hogar proporciona una plataforma de lanzamiento para programas locales que incluyen asociaciones con iglesias, grupos juveniles comunitarios, jueces y oficiales de policía en su compromiso para implementar la educación sobre las drogas para los jóvenes del área. En total, el programa de Un Mundo sin Drogas, apoyado por la Iglesia, ha influido de manera espectacular en las vidas de cerca de 35 000 personas solo en el área de Miami.
El Sr. David Miscavige dio la bienvenida a la multitud entusiasta, describiendo la nueva Iglesia de Miami como “un barco que navega para toda la humanidad”.
El hecho de que la región del sur de Florida se haya convertido en un foco de violaciones de derechos humanos, ha ayudado a esparcir los dedicados esfuerzos de la Iglesia a través de las campañas de concienciación sobre el tráfico humano y abusos en el campo de la salud mental, que hasta la fecha ha alcanzado a cerca de 5 millones de personas con mensajes de esperanza a través de anuncios de servicio público en español en canales de TV de Miami y entrevistas de radio en horarios de máxima audiencia.
Los dignatarios incluyeron al alcalde Tomás Regalado; el excongresista de EE. UU. Lincoln Diaz-Balart del 21.er Distrito Congresional; la Sra. Tamara Batalha, Directora del Programa de Educación del Condado de Dade; y el Sr. Eduardo Sabillón, Asesor de Educación Antidrogas de la ciudad de Miami. Cada uno habló de los programas humanitarios de la Iglesia.
“Para mí, la Iglesia de Scientology es muy simple
“Miami es la puerta de entrada al sueño americano y ahora vosotros habéis abierto esas puertas al transformar un edificio frío y yermo en un centro lleno de vida. Vuestras horas de voluntariado cambiarán vidas…, así que ahora, lo único que os pido es que nos deis aún más de vuestras horas: 10 000, 20 000. Aceptaré todo lo que me deis. Eso es lo que necesitamos de la Iglesia de Scientology”.
El excongresista Diaz-Balart habló de la pasión compartida por despertar los derechos humanos y la libertad, un espíritu presente durante todo el evento.
“Nací en Cuba y llegué a Estados Unidos con mi familia, escapando del comunismo cuando tenía cuatro años —dijo—. Cuando conocí a los miembros de vuestra Iglesia por primera vez en una conferencia de Derechos Humanos en Washington, D. C., sabía que había encontrado seres humanos muy especiales. Más tarde, cuando hablé con vuestra División de Derechos Humanos, no dijeron: ‘Queremos que nos ayude’. Preguntaron: ‘¿Cómo podemos ayudar?’”.
El nuevo edificio es una Iglesia de Scientology Ideal porque encarna perfectamente los propósitos de la religión: llevar a los miembros a estados más elevados de libertad mental y espiritual, y ser el centro desde el que proyectar programas humanitarios que fomentan y defienden los derechos humanos en todo el mundo.
Miami Vibra
Líderes de opinión de Miami compartieron sus elogios y promesas de trabajar en armonía por el bien común de la región del sur de Florida y más allá.
Charla Franca sobre las Drogas
“El reto principal para mí era la falta de recursos. Cuando encontré vuestro plan de estudios de Un Mundo sin Drogas, fue como un regalo caído del cielo. Empecé a usar el programa en Miami y vi lo mucho que atraía a los jóvenes. Su estilo directo no endulza las realidades del consumo de drogas. Y así, las noticias se difundieron con rapidez. Enseguida, parecía que todos querían el programa, con emisoras de radio y cadenas de TV llamando, así como iglesias y grupos juveniles. Todos decían: ‘Necesitamos algo que conecte con nuestros jóvenes’. Así es como nuestro movimiento antidroga cobró vida. Y por ello quiero daros las gracias por esta nueva Iglesia de Scientology y este fantástico nuevo inicio para Miami. Porque, después de todo, no todos los días se abre una organización como esta. Y por eso tenéis mi sincero compromiso de que la aprovecharemos al máximo”.
El Milagro de la Tecnología de Estudio
“Me considero una ‘defensora de los niños’. Sin embargo, a los 10 años, mi propia hija no podía leer. Pero, cuando Dios cierra una ventana, abre una puerta. ¡Y esa puerta era la Iglesia de Scientology! Y, en solo 3 meses, pasó de hacer ejercicios de preescolar, ¡a leer y escribir al nivel de tercer curso! Lo que hacéis con la Tecnología de Estudio es un milagro. Empecé a preguntarme, ahora que mi hija se ha salvado, ¿cuántos otros niños habrá que puedan ser rescatados del analfabetismo? Si no fuera por Scientology, ¿dónde estaría el planeta hoy en día?”.
Llevando Libertad a las Vidas de las Personas
“Cuando conocí a los miembros de vuestra Iglesia por primera vez en una conferencia de Derechos Humanos en Washington, D. C., sabía que había encontrado seres humanos muy especiales. Más tarde, cuando hablé con vuestra División de Derechos Humanos, no dijeron: ‘Queremos que nos ayude’. Preguntaron: ‘¿Cómo podemos ayudar?’. Vuestra labor no es solo teórica. Es real, muy real. He visto vuestra dedicación por los derechos humanos en la práctica. Y he oído de los que sufren por la brutalidad de la opresión, que los materiales que distribuís son ‘como una bocanada de aire fresco’. Todos necesitamos libertad lo mismo que necesitamos aire para respirar. Y la Iglesia y vuestros programas contribuirán enormemente a dar aliento de libertad a las vidas de la gente”.
Una Bienvenida con Brazos Abiertos
“Somos una ciudad que ejemplifica la contradicción que tenemos en América: una ciudad rica, que sin embargo alberga al pobre; una ciudad de consumo excesivo en medio de quienes apenas sobreviven. Así que cuando hay gente dispuesta a ofrecerse como voluntarios en las calles e influir en las vidas de los demás, bueno, les damos la bienvenida con los brazos abiertos. Y esto en sí mismo, es motivo de celebración. Miami es la puerta de entrada al sueño americano y ahora vosotros habéis abierto esas puertas al transformar un edificio frío y yermo en un centro lleno de vida. Y vuestras horas de voluntariado cambiarán vidas, de eso no hay ninguna duda. Así que ahora, lo único que os pido es que nos deis aún más de vuestras horas: 10 000, 20 000. Aceptaré todo lo que me deis. Eso es lo que necesitamos de la Iglesia de Scientology”.