LA VERDADERA HISTORIA de Scientology es sencilla, concisa y directa. Se relata rápidamente:
- Un filósofo desarrolla una filosofía acerca de la vida y la muerte.
- La gente la encuentra interesante.
- La gente encuentra que funciona.
- La gente la transmite a otros.
- Crece.
Cuando examinamos este relato extremadamente preciso y muy breve, vemos que en nuestra civilización tiene que haber algunos elementos muy perturbadores para que se crea cualquier otra cosa sobre Scientology.
Estos elementos perturbadores son los Mercaderes del Caos. Comercian con la confusión y el trastorno. Se ganan el pan de cada día creando caos. Si el caos disminuyera, lo mismo le sucedería a sus ingresos.
El político, el reportero, el médico, el fabricante de drogas, el militarista y el fabricante de armas, el policía y el empresario de pompas fúnebres, por nombrar a los que encabezan la lista, se forran solo a base del “entorno peligroso”. Incluso los individuos y los familiares pueden ser Mercaderes del Caos.
Escribir el simple hecho de que un filósofo había desarrollado una filosofía, no es una noticia de tipo periodístico y no perturbaría el entorno.
Tienen interés en hacer que el entorno parezca lo más amenazador posible, pues solo entonces pueden tener beneficio. Sus ingresos, fuerza y poder suben en proporción directa a la cantidad de amenaza que puedan introducir en los alrededores de la gente. Con esa amenaza pueden arrancar con extorsión recaudaciones, asignaciones presupuestarias, mayores tiradas y recompensas sin dar explicaciones. Son los Mercaderes del Caos. Si no lo generaran y lo compraran y lo vendieran serían, creen ellos, pobres.
Por ejemplo, hablamos en términos generales de la “buena prensa”. ¿Hay tal cosa hoy en día? Examina un periódico. ¿Hay algo bueno en primera plana? Más bien hay asesinato y muerte súbita, desacuerdo y catástrofe. Y aun a eso, malo como es, todavía se le hace sensacionalismo, para hacer que parezca peor.
Esta es la fabricación fría y cruel de un “entorno peligroso”. La gente no necesita estas noticias, y si las necesitara, necesitaría los hechos, no la perturbación. Pero si golpeas a una persona con bastante fuerza, se puede hacer que entregue dinero. Esa es la fórmula básica de la extorsión. Así es como se venden periódicos. El impacto los hace perdurar.
Un periódico tiene que tener caos y confusión. Un “artículo periodístico” ha de tener “conflicto”, dicen ellos. Así que no hay buena prensa. Solo hay mala prensa acerca de todo. Anhelar “buena prensa” es una insensatez en una sociedad en la que reinan los Mercaderes del Caos.
Mira lo que tiene que hacérsele a la verdadera historia de Scientology para “convertirla en un artículo periodístico” según los estándares de la prensa moderna. Se tiene que introducir conflicto donde no lo hay. Por lo tanto, la prensa tiene que inventarse trastorno y conflicto.
Tomemos la primera línea. ¿Cómo se convierte en un conflicto? “1. Un filósofo desarrolla una filosofía acerca de la vida y la muerte”.
El Mercader del Caos tiene que introducir aquí uno de los diversos conflictos posibles: él no es un filósofo, tienen que afirmar. Nunca son lo bastante atrevidos del todo como para decir que no es una filosofía. Pero pueden continuar, y continúan interminablemente, pues su propósito les compele, en un intento de invalidar la identidad de la persona que la desarrolla.
De hecho, quien desarrolló la filosofía estaba muy versado en temas académicos y en las humanidades; probablemente más versado, solo en filosofía formal, que los profesores de filosofía de las universidades. El esfuerzo de un solo hombre es increíble en términos de horas de estudio e investigación, y es un récord al que nadie se ha acercado, que se tenga memoria; pero esto no se consideraría de interés periodístico. Escribir el simple hecho de que un filósofo había desarrollado una filosofía, no es una noticia de tipo periodístico y no perturbaría el entorno. De ahí, las noticias ficticias con lujo de detalles sobre el punto (1) anterior.
Y la amenaza para ellos es la simple historia de Scientology. Pues esa es la verdadera historia. Y tras su progreso hay un entorno más calmado en el que un hombre puede vivir y sentirse mejor. Si no lo crees, simplemente deja de leer los periódicos durante dos semanas, y mira si te sientes mejor.
Tomemos entonces la segunda parte de la verdadera historia. “La gente la encuentra interesante”. Sería muy extraño que no fuera así, ya que todo individuo se hace estas preguntas acerca de sí mismo y busca las respuestas a su propio beingness (la identidad o el papel que ha asumido), y la verdad básica de las respuestas es observable en las conclusiones de Scientology.
Sin embargo, para hacer que esto sea “noticia” hay que hacerlo perturbador. Se pinta a las personas como “secuestradas” o “hipnotizadas” y “arrastradas como víctimas involuntarias” a que lean libros o escuchen.
El Mercader del Caos deja el punto (3) totalmente en paz. Es terreno peligroso para él. “La gente encuentra que funciona”. La prensa jamás vincularía el menor rastro de funcionalidad con Scientology, aunque en la mente de la prensa no hay duda de que sí funciona.
Por eso es peligrosa: calma el entorno. Así que cualquier tiempo empleado en convencer a la prensa de que Scientology funciona, es tiempo empleado en trastornar a un reportero.
En el punto “4. La gente la transmite a otros”, la prensa se siente traicionada. Nadie debería creer nada que no leyera en los periódicos. ¡¿Cómo se atreve a existir la difusión de boca en boca?! Así que para impedir que la gente escuche, el Mercader del Caos tiene que usar palabras como “secta”. Eso es “un grupo cerrado”, mientras que Scientology es el grupo más abierto de la Tierra para cualquiera. Y tienen que atacar a las organizaciones y a su gente para tratar de mantener a la gente fuera de Scientology.
Ahora, en cuanto al “5. Crece”, tenemos la verdadera objeción.
Según avanza la verdad, las mentiras mueren. La destrucción total de las mentiras es un acto que le quita de la boca el pan nuestro de cada día al Mercader del Caos. A menos que pueda mentir con delirante desenfreno acerca de lo malo que es todo, cree que se morirá de hambre.
El mundo simplemente no debe ser un lugar mejor, según el Mercader del Caos. Si la gente estuviera menos alterada, menos machacada por sus entornos, no habría nuevas asignaciones presupuestarias para la policía ni para los ejércitos ni para los grandes cohetes y no habría ni siquiera peniques para una prensa alarmantemente sensacionalista.
En la medida en que los políticos asciendan a base de escándalo, la policía obtenga más paga por más crimen y los médicos se forren a base de que exista más enfermedad, habrá Mercaderes del Caos. Se les paga por ello.
Y la amenaza para ellos es la simple historia de Scientology. Pues esa es la verdadera historia. Y tras su progreso hay un entorno más calmado en el que un hombre puede vivir y sentirse mejor. Si no lo crees, simplemente deja de leer los periódicos durante dos semanas, y mira si te sientes mejor. ¿Qué pasaría si se resolvieran todas esas perturbaciones?
La pena es, desde luego, que incluso el Mercader del Caos nos necesita, no para forrarse aún más, sino simplemente para vivir él mismo como ser.
Así que la verdadera historia de Scientology es una historia simple.
Y demasiado cierta como para tergiversarla.